Es muy importante remarcar que este proyecto apenas requiere de inversiones materiales, adquiriendo así un carácter de singularidad tan interesante como nada frecuente. La cultura, la educación y el mundo de lo inmaterial, nos debe plantear una reflexión hacia otras conciencias y fórmulas de inversión, que sin duda, también promueven un importante desarrollo socioeconómico. Por ello y con el ánimo de buscar nuevos horizontes, el futuro del proyecto pasa por: Apostar y creer en “la cultura de lo inmaterial” para fijar sus inversiones en las zonas rurales sin esperar resultados inmediatos. Que los Ayuntamientos participantes deseen mantener vivo su compromiso con el proyecto para sacarle partido pasando por la elaboración de su propio plan estratégico. Insistir en el apoyo de la iniciativa privada para dar apoyo y alcanzar mayores retos culturales. La cobertura privada puede ir dirigida tanto en patrocinios, como directamente a intereses puntuales sobre lugares y espectáculos específicos. Dirigir inversiones en marketing, comunicación y difusión conjunta de dichos eventos a nivel comarcal, provincial y nacional en el contexto del territorio que los promueve, para ofrecerlo como destino de interés turístico y cultural. Este planteamiento de futuro pasa por generar la inercia necesaria para integrar y poner en valor estos nuevos conceptos de desarrollo y gestión cultural. Situación que requiere de la existencia de un respaldo económico (a través de subvenciones) que introduzcan los operativos necesarios para crear e implantar consecutivamente, un modelo que funcione y resulte sostenible tanto en la parte económica como en la social.